cristo coro

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martes, 7 de noviembre de 2017

¡No estamos huecos!



Tengo una amiga. Su deseo, su sueño, es tener el corazón unido, tener paz y saber mirar. Centrar la vida. Curar la dispersión que la está rompiendo y cansando. Pero ¿dónde descansar? ¿Cómo encontrar un lugar dentro de uno en el cual haya la suficiente calma para poder mirar y ver los pequeños milagros que suceden incesantemente ante una mirada rota y fatigada?
¿Habrá que romper el hielo que recubre de dureza y frialdad un calor que se adivina más adentro, un agua que quiere correr sin tanto dique, sin tanto recorte, sin tanto miedo?
Muchos guiños hay en el evangelio invitándonos a romper el hielo que cubre nuestra fuente para entrar ahí. Romper mi miedo a encontrar dentro eso que tanto anhelo y que nadie de carne y hueso me regala, descubrir quién soy, cuál es mi nombre, cuál es mi magia… Aunque necesitamos la mirada de Otro y de otros para descubrirnos. Eso es verdad. 
Tenemos que reencontrar nuestra capacidad de desear ¿cuál es tu verdadero, tu auténtico deseo? Y sólo encuentra su deseo el que vive en su historia y no envidia a otros. Sólo puedes desear aquello que germina en tu jardín.
Algún día sucederá lo que no esperas, si tienes fe y estás abierto a los milagros. Está en ti y viene de Otro, que te guiña muchas veces un ojo en detalles insignificantes.
Miguel Márquez ocd, ¿Hacia dónde mirar?